Yo digo, (y entiéndase que esto es una opinión y no poema) :
nadie ama más que la gente fría.
Porque esperan razones de peso para entregarse, mientras los demás sienten «amor verdadero» cada primavera, cuando los pájaros cantan y todo es hermoso.
La gente fría ama en invierno y sin miedo a la lluvia, cuando todo se ve gris, porque cree en lo que siente y no en paisajes perfectos.
Confío más en los amantes fríos, porque no cualquier llamita los calienta.
Ellos no creen en las chispas, sino más bien en las hogueras.
Los amantes fríos te llaman mujer, y no princesa.
Te conocen el cerebro antes que las… piernas.
Saben la diferencia entre amor y dependencia, porque hace tiempo decidieron ser persona antes que pareja.
Son una especie salvada de cursilerías y promesas,
porque si algo es seguro, es que no necesitan conquistar en cada esquina a su próxima presa.
Será que aprendí que las palabras son de cualquiera, y que es mejor que te entibien la vida, y no la oreja…
Ave Violeta, poeta colombiana
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