Allí te vi en el sueño eterno de la placenta
en los ojos azules que por primera vez me sonrojaron
en el aromático aroma del primer beso en la plaza Santander
en los sueños caóticos de aventuras siendo ángel de pelo anochecido, piel de luna y ojos del inmenso mar
ahora andas de dorada cabellera y mirada del color de la montaña cuando amanece
habitas, sin remedio en mil formas y aromas decorando mis pensamientos y socavando el alma del corazón
apenas sonríes en la bruma de la niebla oscura que aun surca mis ojos no dejando ver ni distinguir el presagio
ese destino que añora mi alma enmudecida por lo incierto de los días y el susurro de ella que no se quita del aliento de los vientos…
Allí te vi en el sueño eterno de la placenta… de la monotonía de los días…
