Generosa nace sin raza, ni nación y anónima.
Crece amplia para llamarse Todo,
aprende a hablar todos los idiomas.
Enciende su lámpara en todo camino, sin importar el andar.
Sin prejuicios y miramientos, ofrece su alquimia de versos
a quien tenga sed y hambre.
Es el alma misma del universo, humilde decifra el silencio,
para contarle secretos tímidos a los oídos marchitados.
Da vista a los ojos ciegos y sabor a lo insipido de la vida,
pone a andar paralíticas esperanzas.
Es principio y fin del aliento que da sentido a este teatro insensato, aparente.
Egos al fin vencidos al alba de versos inmortales.

Christian E. Castiblanco, Muerte al silencio 2019