Hoy en nuestra sección de Lecciones de Cuarentena, compartiremos una modesta reflexión sobre el intrincado planeta de las relaciones, una visión engendrada de la vida real y dispuesta para distintas interpretaciones.

No existe la persona ideal, ni el príncipe ni la princesa godos. Material humano perfecto no lo hay, quizás hace siglos se agotó – quién sabe -. Pero lo cierto es que al juntarse un par de mechudos que se atraigan es mejor que sean polos opuestos, para que así sea al principio – peleando – , se complementen y que la tortura del acoplamiento no dure tanto. Que la toxicidad no llegue a atormentar sus mortales existencias, terminando agarrados de las mechas botando al traste todo el tiempo invertido y en el mayor de los casos dejando hijos infelices y traumatizados.
Es un reto, una hazaña que vale la pena si la cosa es buena. Porque lo valioso de la vida debe saberse construir con tiempo, paciencia y dedicación – no eterna, ni sumisa – pero si lo suficiente para que la cosa sea perdurable y lleguen a viejo ilesos.
Christian E. Castiblanco.