Aquella voz inentendible e ignorada alguna vez se empezó a sembrar en letras sobre pergaminos.
Mujeres y Hombres comunes del corriente, dieron vida a una poesía divina que le contaba a las gentes cómo andar por la vida.
Y de más allá de lo conocido una sabiduría imperecedera empezó a germinar, sin necesidad de conceptos complicados y fórmulas algebraicas.
Una sencillez que enseña pequeñas bondades para lograr grandes bienaventuranzas, a partir de un obrar correcto y una sumisión al silencio creador del todo.
Un silencio descifrado en un Manual, que a soportado guerras, eras y al mismo tiempo, guardando su esencia en la precisa comprensión sin el ego y la astucia de la codicia.
Un amor envolvente, una verdad infinita… eternidad desconocida que labra el camino hacia el anhelo Universal de la redención.
El Manual de los hombres, un huerto que se ha sido sembrado con semillas inesperadas para recuperar la perfección perdida y recomenzar el camino del propósito nato de cada ser humano sobre este Universo.

Bella entrada! El valor de las palabras que tu; como los otros leemos cada día. El ayer es un recuerdo, el mañana aun no existe. Es en este momento; en que disfrutamos al escribir, aunque uno sea el que solo lo lea, por la espiritualidad que encontramos en nuestra gratificación de vivir cada momento presente. Un abrazo.
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Que comentario tan pertinente!!, es un orgullo escribir humildemente y generar tantas sensaciones, nos dicta que nuestra labor no es en vano y toca seguir sembrando versos…
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