Varones Versos, la bitácora de Cortázar

Indudablemente no nos íbamos a quedar sin citar en este espacio las letras que han sido nuestra inspiración y modelo a seguir. El turno de hoy es para el magnífico Julio Cortázar que desde Argentina nos dejó una poesía impregnaba de la cotidiano de su época, es un canto de insatisfacción ante la escena cotidiana impuesta. Un amor genuino sin ataduras, en la sencillez de la entrega sin condiciones. Unos versos que traen nostálgicas remembranzas, recuerdos sutiles que evocan cosas inolvidables. Amores y desamores la magia de las sensaciones aún en el desencuentro, en el desenlace de lo obvio.

Bienvenid@s a la bitácora de Cortázar
Nocturno

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.

Todo ha quedado allá, las botellas, el barco, no sé si me querían y si esperaban verme.

En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos, una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro sets.

Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad, yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.

Mi mujer sube y baja una pequeña escalera como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.

Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche. Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran a la ventana que tengo a mi espalda.

Una carta de amor

Todo lo que de vos quisiera es tan poco en el fondo que en el fondo es todo, 

como un perro que pasa, una colina, esas cosas de nada, cotidianas, espiga y cabellera y dos terrones, el olor de tu cuerpo,

Lo que decís de cualquier cosa, conmigo o contra mía, todo eso es tan poco, yo lo quiero de vos porque te quiero. 

Que mires más allá de mí, que me ames con violenta prescindencia del mañana, que el grito de tu entrega se estrelle en la cara de un jefe de oficina, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad.

Happy New Year

Mira, no pido mucho, solamente tu mano, tenerla como un sapito que duerme así contento. Necesito esa puerta que me dabas para entrar a tu mundo, ese trocito de azúcar verde, de redondo alegre.¿No me prestas tu mano en esta noche de fin de año de lechuzas roncas? No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo, el durazno sedoso de la palma y el dorso, ese país de azules árboles. Así la tomo y la sostengo, como si de ello dependiera muchísimo del mundo,la sucesión de las cuatro estaciones, el canto de los gallos, el amor de los hombres.

La lenta máquina del desamor

La lenta máquina del desamor, los engranajes del reflujo, los cuerpos que abandonan las almohadas, las sábanas, los besos, y de pie ante el espejo interrogándose cada uno a sí mismo, ya no mirándose entre ellos, ya no desnudos para el otro, ya no te amo, mi amor.

Ceremonia recurrente

El animal totémico con sus uñas de luz, los ojos que junta la oscuridad debajo de la cama, el ritmo misterioso de tu respiración, la sombra que tu sudor dibuja en el olfato, el día ya inminente.

Entonces me enderezo, todavía batido por las aguas del sueño, vuelvo de un continente a medias ciego donde también estabas tú pero eras otra, y cuando te consulto con la boca y los dedos, recorro el horizonte de tus flancos (dulcemente te enojas, quieres seguir durmiendo, me dices bruto y tonto, te debates riendo, no te dejas tomar pero ya es tarde, un fuego de piel y de azabache, las figuras del sueño) el animal totémico a los pies de la hoguera con sus uñas de luz y sus alas de almizcle.

Textos tomados de la página psicologíaymente.com, fotos de la red.

4 comentarios en “Varones Versos, la bitácora de Cortázar

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