
Una cotidiana carrera que anda en círculos interminables,
afán insensato hacia un lugar lúgubre sin esencia.
La escena caótica del día a día se desvanece al pensarte.
La esperanza titilante en tus ojos de jade,
reverdece el ancía de vivir y deshace el velo que no deja ver,
esa magia que cada instante trae desde el momento en que se abren los ojos…
sol, verdes prados, viento vestido de bosque…tu a lo lejos floreciente.
La noche susurra tu nombre y el brillo de cada estrella hace valer la pena respirar de nuevo.
Christian E. Castiblanco, D.R 2020

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