Vencida al fin por las circunstancias que ella misma propició, con la orgullosa determinación de hacer su voluntad, entendió que algo más allá de su comprensión decide su propósito. Ante la escena matutina que antes ignoraba, desnudó su alma y le dejo sus preocupaciones al viento que le susurraba que todo estaría bien…desde ese momento tuvo fe y paciencia.

Christian E. Castiblanco, Mínimo Cuento.
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Muy bonito texto!
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Agradezcido por haberte detenido a leerme.
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