La luz del arte

Mueren las horas, yacen a la marcha siniestra del baile monótono de los días grises, la danza del caos y la desesperanza que nos venden los poderosos.

Una inmensa cueva de confort dónde las sombras son apacibles y los ciegos se niegan a salir, pues están dominados por el miedo insaciable.

Entre los marginados sin remedio se levanta alguien que prende una antorcha, la escribe, la pinta, la canta y aparece el arte como un faro entre el mar de tinieblas,

el remedio a tantos demonios que circundan hambrientos, su hálito trepa las trincheras y va de frente contra las sombras que asechan.

La luz del arte se manifiesta en lo insensato, inmoral y rebelde, su mismo halo es rebelde e irreverente,

se niega a encasillarse, etiquetarse y seguir reglas, es ave libre de gran envergadura…disipa la tiniebla, si, a su inusual manera.

Christian E Castiblanco, Muerte al silencio

3 comentarios en “La luz del arte

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