En el tren de la vida, son muchos los viajeros que suben y bajan,
allí viaja una civilización sustentada en la codicia y el poder, que traza en su andar un círculo impredecible,
estaciones aquí y allá que retornan al mismo inicio, aquel origen siniestro.
El génesis dónde la mayoría busca estar bien, pero unos pocos lo quieren controlar todo,
no dimensionan su papel y olvidan que nos son dueños de nada.
De la tierra vienen y a ella volverán, partículas en un inmenso mar que aguarda.
Un equilibrio inalterable que a pesar de ser atacado constantemente y aparentemente vencido,
retorna tras las décadas y toma sin misericordia su lugar.
Acomodando el puzzle que la criatura malcriada desordenó por conveniencia,
un gran tren que retorna siempre, avanza sin tregua en círculos tragando calendarios.
Con la esperanza que la humanidad al fin se sane de ésta terrible enfermedad: La codicia.

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