Christian E. Castiblanco
De alguna u otra forma somos extranjeros en el lugar que habitamos hoy en día, en si un espacio que por consecuencias propias y ajenas nos cobija. A mí me correspondió Colombia un paraíso terrenal habitado por una constelación de personas distintas pero tristemente desiguales. Llevo años viendo con tristeza como el poder narcisista y maquiavélico de unos pocos manejan los hilos de la vida de la inmensa mayoría. Desde que nos convertimos en República para no ir más allá los poderosos por sus mezquinos intereses pasan por encima de los derechos fundamentales de la gente común como tú y yo.

La retórica cambia con el paso del tiempo, pero sigue ocultando sus verdaderas intenciones, eufemismos, máscaras de lo mismo que nos deja como uno de los países más desiguales de Latinoamérica con índices de corrupción que dan vergüenza; podemos ser una potencia económica, pero vivimos relegados en el margen mundial por la incompetencia de quienes nos gobiernan y la indiferencia de sus nacionales.

Al fin y al cabo elegimos a los que representan nuestro devenir como ciudadanos, por ejemplo si somos corruptos en lo mínimo daremos el voto al que se alinea con esta conducta. Una de las cosas que preocupan hoy es que ahora los famosos influencers están pisando la arena política sin una trayectoria ni estudios en el tema, solo una cara bonita, palabras adornadas pero vacías y con ideologías supuestamente alineadas con la ciudadanía, pero es otra de las cartas que están usando los poderosos para seguir manteniendo su hegemonía por medio de los «anestesiadores» sociales del momento.

Para no extenderme más con esto quiero invitar a que participen en el ejercicio democrático del voto, no por influencias absurdas que no le hacen bien al país, tenemos una última esperanza. Veo un grupo de líderes y servidores públicos agrupados en lo que se denomina PACTO HISTÓRICO, a la cabeza de un profesional de la política, yo diría, cómo lo es Gustavo Petro. Y no es que yo sea su fan ni mucho menos, sino que prácticamente es el último recurso que tiene el país para empezar a cambiar de rumbo e ir convirtiéndose en una nación que almenos tenga un ecosistema social y económico favorable para todos sus habitantes.

Lograr la presidencia ganándole a los de siempre, es un paso fundamental. Pero nada puede hacer una sola golondrina, es indispensable elegir un congreso y un senado compuesto por profesionales de la política y el servicio público, con la empatía suficiente para trabajar como se debe por el país. Un cuerpo político proporcionado y equitativo en dónde todas las fuerzas confluyan aunque distintas estén en sinergia por el bien común de quienes los eligen.

Voten, pensando en los que los rodean, en lo que más quieren y en nuestro hogar que esta vez se llama Colombia. Eviten la indecisión hay que tomar partido como ciudadanos, engranajes indispensables de la sociedad, veamos la naturaleza que en ese aspecto nos da invaluables lecciones, solo pongamos atención a como funciona una colonia de hormigas o un panal de abejas…ay les dejo.
Atentamente, un humilde servidor.