Sopó un municipio de la sábana norte de Bogotá en Colombia, «cerro fuerte» en lengua Muisca. Es una villa de tradición católica, uno de los pocos centros urbanos cercanos a la capital que atrae turistas por sus monumentos arquitectónicos coloniales decorados con espectaculares murales, parques naturales, gastronomía típica de la región y una tranquilidad de «pueblito», que poco se percibe por estos días.
Nuevas generaciones se alzan con sus armas más infalibles, pinceles, aerosoles y mentes brillantes. Haciendo remembranza a sus antepasados entierran costumbres arcaicas y anticuadas.
Tatúan los muros con un canto a la diversidad, rescatan del olvido la esencia de su raza. Decorando los muros coloniales con el espíritu de los verdaderos dueños del cerro fuerte…
Descendientes de los vencidos, triunfan hoy dejando una estela de arte en el tiempo, vigorosos han de vencer los prejuicios para construir una nueva nación desde la diversidad, la creatividad y el amor...
El amor manifestado en el arte, rostros de una revolución silenciosa, una causa que desenmascara el cinismo de los que han gobernado ya hace medio milenio. Esperanza a color, dignidad en el vuelo interminable de la cultura.
La invaluable labor del ejército de anónimos, que desde sus humildes labores sin paga justa a veces, hacen del mundo un mejor lugar para vivir, manos esenciales que son la base del diario vivir de una inmensa mayoría.
Imprimen el recordatorio, que cada uno como miembro de una sociedad es responsable de su porvenir, somos uno siendo distintos…construimos el hoy desde mínimos actos que engrandecerán nuestro mañana.
Edición y recopilación, Christian E Castiblanco
Letrologías Ediciones Digitales 
Reblogueó esto en RELATOS Y COLUMNAS.
Me gustaLe gusta a 1 persona