
Yesca irritada
en manos de Hefesto
que traspasa el tiempo y el espacio con su atuendo rojonaranja
y briznas de luz
que danzan sobre el arrebol.
Espíritu de fuego que atrapa
el oxígeno trivial
que exhalan con minucia las ramas
mientras son acariciadas por Viento
Brasas que inhala el alma humeante de la tierra e inútil *es* respirar esa luz inexistente que brota desde las entrañas
al dulce calor expelido entre leños
Y nosotros…
homínidos contemporáneos
inmersos en retazos chispeantes
de una seguridad
revivida bajo el falso control
heredado por un tal Prometeo.
E intentamos vulnerar la llama de un Olimpo que envuelto en cenizas
merodean aún en la memoria.
Quisquillosos frotamos
en busca del hechizo
que serpea cual prodigio
y se presenta entre las sombras
como Genio de Aladino
sólo por querer atrapar
la perpetuidad de esa luz
que nos acompañará hasta el ocaso.
Sin entender
Que solo *son* flamas
que borran tristezas de un madero que arde tras las cerillas
memorias que se apagan
reminiscencia de lo que *fue* árbol.
Gloria Esperanza Mora, Gemorita
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Un poema impresionante, tal vez no he entendido todo, pero no sé muy bien por qué me ha conmovido. Y para mí eso es poesía.
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El misterio de la belleza incomprensible, gracias por tu visita.
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