
El alba
se ha sentado
en el borde de la tarde y de la noche que no sienten,
a reír
de nuestro duelo moribundo.
Tu tiempo se ha infiltrado,
con su canto de jilguero en un ramal que he olvidado,
por rendijas
del pasado;
salta desde el cielo en cada hora retoñada
la alegría
que se pudre en tu horizonte.
©George Reyes, EL ÁRBOL DEL BIEN y del mal (Ciudad de México: Ediciones AVPLatinoamericana, 2021)