
El cielo es ajeno a nuestras superfluas angustias, antítesis del verde fulgor de la vida. Las escenas de nuestro patético teatro se desvanecen ante la perfecta sinergia del universo, aunque nuestra huella asesina parezca perdurable, lo ciclos sagrados de la existencia son inalterables…al fin y al cabo todo retornará a su cause…

Inalterable es el hoy que en su virgen estampa como lienzo en blanco espera con paciencia con que colores lo iremos a pintar… somos memoria vestida de años y estamos sujetos a un movimiento eterno que nos coloca en un espiral sin retorno que avanza al paso de las eras.

Los horizontes bañados a veces del fulgor dorado del astro de fuego dicen tanto sin hablar, al igual que los rastros de plata que dejan una estela blanquecina sobre las acacias que duermen, claman en su rumor noctámbulo lo que dictan las lejanas miradas siderales.

Christopher Cástibar, Poesía pa’pensar DR 2022
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