Dos firmamentos

Si miraras con mis ojos…

como el aliento naranja del cielo que despierta despoja las sombras del ayer anochecido. Un oriente que se levanta al son de las voces emplumadas.

Al otro costado del horizonte, en la antagonía, aún la dama de oro blanco se sumerge en un lecho de nubes algodonadas, que agonizan sobre los cerros en telones de niebla que se derraman como cascadas sobre la multitud bosquecina, la cual se arropa con el helaje lechoso, a la espera del abrazo caluroso del astro mayor para volver al trono de las nubes elevadas.

El fulgor verde de la lejanía al toque ardiente de la estrella de fuego, exhala un aliento luminoso sobre los mantos verdes rejuvenecidos que brillan como ramilletes de diamantes pulidos, juntos parecen la acuarela de un artista consumado que juega con todos los verdes en un bello caos que ensalza la belleza.

La bella agonía del ocaso, suspira entre los altos pinos dejando un luminoso rastro como brazos hechizados de luz mortesina y vuelve a la escena los dos firmamentos que al final se vuelven a sumergir en la espesa sombra de luces titilantes.

Christopher Cástibar , derechos reservados

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4 comentarios en “Dos firmamentos

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