
Las manos callosas de la multitud despojada, construyen por migajas los palacios de los afortunados, sirven en sus mesas, cuidan sus despojos terrenales. Sustentan sus " prestigiosas" vidas como Atlas al mundo.
Sin las manos callosas no habría comida en los platos, ni los hijos de la alcurnia crecerían con cariño. L@s más que los encasillan en una lista ambigua de perfiles, en definitiva, son imprescindibles.
Esas mismas manos callosas que son más humanas que la antipatía que las contrata, más útiles que sus conceptos intrincados y su inutilidad para la vida práctica.
Sus maestrías y doctorados son amilanados por la empírica sencillez de hacer las cosas con amor, la austera maestría de los constructores del mundo: esos...l@s de las manos callosas.
Christian E Castilblanco, Muerte al silencio
Gran verdad, sin embargo son los desclasados, un abrazo
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