
Quizás en el último suspiro iremos a ver un amanecer que comienza, se abriría una puerta y un gran sendero rodeado de grandes pinos nos llevaría hasta donde están aquellos seres que perdimos en vida.
Veríamos aquello que ignoramos muchas veces en vida, por el afán de lo efímero. Aquella sencillez infinita que siempre estuvo para nuestro profundo deleite.
Reiriámos, saltando charcos de nubes, resbalando por arcoiris, volando con mariposas gigantes. Las utopías serían ciertas y por doquier habría felicidad por racimos.
Lloraríamos pero de alegría porque la última sospecha de que todo era más sencillo era cierta y que del correr solo quedó un cansancio innecesario…
Tal vez podríamos volver y llevar una vida como si estuviéramos en un gran útero, dónde la existencia siendo un suspiro en el tiempo fuera la oportunidad para construir felicidad para el mundo pues la nuestra llegaría por si sola, vivir la sencillez de la eternidad siendo mortal.
Mientras tanto te doy este humilde consejo…
Cristóbal D’Yeshua
Imaginate que nada finaliza aquí; es como una rueda. Volveremos a empezar en un cuerpo sin memoria o en otra dimensión como dicen algunos físicos cuánticos. Saludos.
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Así es, somos energía y está no se destruye sino que se transforma.
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Pero mientras nos vamos, seamos lo que seamos aquí incluido ese polvo de estrellas que a mi me gusta imaginar, la sencillez deberíamos practicarla aquí, llevas razón, el afán por esa carrera que no nos lleva a ningún lado, solo es la eternidad, pero aquí. Bien hilada esa sencillez de algo tan sencillo…como vivir. Un abrazo.
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Maravilloso, la vida es la sencillez de un suspiro…
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