Allí en un claro a un costado del frió altiplano después de la cruenta batalla… La tarde caía enrojecida al igual que la tierra que sangraba, quizás un millar de cuerpos destrozados llamaban en su putrefacta mudez a los gallinazos ávidos.Tanto silencio haciéndole venía a la muerte, ni un solo blanco acorazado, ni un solo … Continúa leyendo Crónica indígena, La Música