
Cada día sobre el aire humedecido cuando las sombras de la antigua noche se deshacen en niebla, un tributo impredecible trina por doquier.

Cada amanecer es un lienzo de amor, dónde toda forma de vida muestra su esplendor a pesar de las tinieblas que empantanan la mente de los hombres…una desapercibida adoración al gran Hacedor de la vida.

Alejados del origen las angustias parecen normales y los miedos visten las masas que ignoran la inmensa voz, la que escribió la gran verdad en la memoria olvidadiza de los tercos.

El gran tributo se alza como tímida bandera en la humildad de las cosas sencillas, enseña el correcto andar en este viaje de innumerables desviaciones y destinos dónde solo existe una parada. Como jardín que está asolado de la mala hierba, de vez en cuando es menester autodesyerbarnos…

La divina Inspiración que da el propósito para con los del futuro nos hace imitar al austero mensajero que siendo hermanado con todos, lo dejamos casi siempre en el madero, pero aún así sus palabras siempre alumbran como el oriente ígneo del alba.
Christian E Castilblanco, Poemas a Dios
Excelente.
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Gracias por acompañarnos con tu lectura.
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